Faltan 526 días para los Juegos de Río. Un año y poco más de cinco meses. Su inauguración será el 5 de agosto de 2016. Apenas hay nada hecho. Al menos acabado de cuanto hay que construir, que es mucho. Nada menos que todo el Parque Olímpico, que se levanta en los terrenos pantanosos donde estaba el circuito Nelson Piquet. Se trata de un triángulo elevado sobre una laguna, a unos treinta kilómetros del centro de Río. En ese Parque se van a concentrar los principales pabellones (baloncesto, balonmano y gimnasia), otros menores, más el centro acuático, el de tenis y el velódromo. Y aún hay otras zonas que sufren mayor retraso cuando este verano tendrían que comenzar a celebrarse las pruebas piloto en todas las instalaciones.

El batacazo, en este sentido, va a estar asegurado. El COI dice que aprecia “grandes progresos”, pero qué va a decir. Eso para no crear alarma o quitarle los Juegos, lo cual nunca va a suceder. Lo normal es que un año antes de los Juegos las instalaciones queden a disposición de las Federaciones Internacionales para que las prueben y certifiquen. Sólo quedan cuatro meses y medio para la fecha. Creer que van a estar a tiempo es una cuestión de fe, a la vista de las imágenes tomadas esta semana de las zonas olímpicas. Mucha garantía, mucho pliego de condiciones, mucho comité de evaluación para conceder los Juegos, y después el COI tiene que andar negando la mayor para justificar la decisión que tomó hace cinco años. Ese es el COI.