Moyá le salvó ayer los muebles al Atlético. Los de Simeone deberían plantearse una semana de retiro espiritual en Los Ángeles de San Rafael para encontrar su identidad perdida. Vigo, Leverkusen y Sevilla son demostraciones de que los colchoneros se han vuelto un equipo pequeño, que solamente piensa en defender. Y, encima, lo hace bastante mal. Menos mal que su portero sigue siendo, de largo, junto a Griezmann, el mejor fichaje de la temporada.

Ahora llegan tres finales de envergadura: Valencia, Espanyol y el Bayer en el Vicente Calderón. Y es urgente recuperar el fútbol ofensivo de las dos últimas campañas. El Cholo no tiene centro del campo. Y el nerviosismo se trasluce luego en el terreno de juego. El trivote formado por Mario, Gabi y Tiago no le funciona. Y hasta andan tan desorientados que la estrategia a balón parado ha dejado de ser un arma ofensiva. Este Atlético tiene que variar muchos de sus planteamientos.