Pista cubierta: ahí no fallamos

Los Europeos en pista cubierta fueron tiempo atrás la plataforma sobre la que se proyectó el atletismo español. Mientras los mejores atletas del continente se reservaban para las citas del verano, nuestros corredores encontraban cada año por estas fechas una competición que les venía a la medida. Además de que la rivalidad era limitada, se presentaban en una forma extraordinaria, gracias a la bondad del invierno peninsular en comparación con el rigor que sufrían otros países europeos. España no falta al medallero desde 1979, con la excepción de 1984 —Eufemiano Fuentes ya andaba por ahí y hubo una desbandada de atletas—; la mayor explosión se produjo entre 2002 y 2007, cuando se ganaron hasta una docena de medallas.

Luego vino el bajón. Tocamos fondo, y ahora comenzamos a levantar el vuelo. Por eso es importante recuperar la senda de las medallas. Si fueron seis en los Europeos al aire libre, en Praga no pueden ser menos en una competición que por muy de bolsillo que se considere, si la cosa sale bien supone una inyección de autoestima. No habrá marcha ni obstáculos, donde conseguimos tres medallas en el verano, pero llega gente joven en progresión capacitada para subir a los podios. Y, sobre todo, en forma, como lo demuestra que la mayoría del equipo realizó sus mejores marcas de la temporada hace diez días. La cuenta puede empezar hoy mismo. Se fue Manuel Martínez, pero está Borja Vivas. Vale su peso en oro.