De los 'Galácticos' a los 'Innegociables'

Hubo un tiempo, reciente, en el que el Madrid tenía ‘Galácticos’, término que debo confesar que echó al mundo este periódico (esta columna) y que el Madrid en su día repudió. Eso era distinguir a algunos por encima de los otros y no se quería admitir tal cosa. Todos eran iguales, se proclamaba. Incluso cuidaron de no juntarse en los entrenamientos, para no facilitar una foto del grupo. Sólo hay una, milagrosa, tomada tras un gol en Roma, en la que aparecen juntos, bellos y límpidos, como arcángeles de la Capilla Sixtina: Beckham, Figo, Ronaldo, Zidane... y Raúl, que se une a ellos como sin querer.

Esa foto la tenemos enmarcada en la sala noble de AS y tres veces hemos tenido que reponerla, porque les dimos las copias previas en sucesivas visitas a Florentino (cuando aún se pasaba por aquí), Ronaldo y Figo. A los tres les llamó la atención, señal de que hubo algo. Los galácticos puros fueron cuatro, como las torres que contribuyeron a pagarlos y que hoy sobresalen en el ‘skyline’ de Madrid. Y hubo tres agregados: Raúl, Casillas y Roberto Carlos. Siete jugadores, todos muy especiales, cada cual en su género. De otra galaxia, esa era la hipérbole. El Madrid combatió el término, pero le dio fama universal.

Ahora no hay ‘galácticos’, pero hay ‘innegociables’, término más feo extraído del campo semántico de ‘negocio’. Además, con perdón, no son como aquéllos. Cristiano sí: lleva tres balones de oro, cinco temporadas a cincuenta o más goles por cada una y sigue en ese promedio, bachecillo aparte. Pero ni Bale ni Benzema merecen semejante distinción, salvo que hablemos de negocio, sólo negocio, o capricho presidencial. De tan mimados se sienten libres del compromiso de solidaridad que otros, tan buenos o mejores que ellos, tienen que redoblar. Entre otros Isco, el cuarto ‘innegociable’.