Alonso es casta en la Fórmula 1

La Fórmula 1 es el no va más del automovilismo, y hasta quizá del deporte. Un planeta exclusivo donde se invierten millones de euros, de dólares, de libras y de yenes en busca del mejor coche. El solo nombre de Ferrari, McLaren o Mercedes conduce a un mundo de glamour y excelencia. Contratos millonarios a pilotos, ingenieros y diseñadores; chicas de ensueño en los boxes; palcos exclusivos en los circuitos. En Australia todo el mundo anda preguntando por Alonso, nos cuenta Manu Franco. Alonso es una eminencia en la Fórmula 1. Lo revela hasta una encuesta que ha salido muy oportunamente desde Inglaterra. Alonso lleva sin ganar una barbaridad, pero pertenece a la élite de la Fórmula 1. Él si es casta.

Tenemos otros dos pilotos españoles en ese mundo, pero por ellos nadie pregunta. Uno es hijo de Carlos Sainz, con un futuro prometedor y un gran reto por delante: superar el inicio de Alguersuari. El otro es Roberto Merhi, cuya repentina aparición desmitifica ese fabuloso olimpo de la Fórmula 1. Va a debutar sin haber hecho un solo kilómetro con un monoplaza modesto donde los haya: el Manor, el Marussia del año pasado que no salió en las tres últimas carreras por falta de dinero. Son los dos mundos de la Fórmula 1: el celestial, donde habita Alonso, y el terrenal, donde tan pronto puede conducir un chaval entusiasmado por viajar por primera vez a Australia, como alguien que a cinco días de la carrera no tenía ni idea de que iba a debutar.