El seguidor culé no gana para disgustos... fuera del campo

Ser culé es una facultad del hombre. Y ahora se es culé por encima de todo, escándalos incluidos. Y estamos en horas bajas. En ese lado que uno tiene de azulgrana en el cerebro futbolístico resplandece con alarma todo lo que está sucediendo con la directiva, con el equipo, con Neymar, igual que se ilumina en rojo (ahora no tanto) todo lo que aconteció con Messi.

Es lógico que uno ignore si lo que alarma ahora va a seguir su curso judicial con la misma gravedad, pero es verdad que un culé hoy no gana para disgustos…, excepto en el campo de juego, que parece que ahí las cosas van mejor, sobre todo porque en el lado de enfrente no van tan bien.

Al fútbol ahora le crecen los enanos. España parece un erial sembrado de escándalos en gran parte de los palcos. Lo que no sé es cómo va a trasladarse ese maremagnum a los campos de juego. El Barça es, sin duda, la capital de los escándalos, por la densidad económica en la que se envuelve el más notorio de los conflictos del club; me pregunto con frecuencia qué pensarán los jugadores cuando salen al campo, cómo les afectará su propio protagonismo en estos incidentes tan delicados. Por ejemplo, qué le pasa a Neymar; o por ejemplo qué le sucede a Messi. Se sabe que al futbolista argentino se le heló la sonrisa cuando empezó lo suyo, que parece que era lo de su entorno; después de la sonrisa se le heló la pierna, y anduvo renqueando hasta que se le recuperó la adrenalina. A Messi le afectó la crudeza de su situación hasta el extremo del vómito. Hemos visto esta semana que a Neymar no se le ha helado la sonrisa; al contrario, la esbozó sin rubor cuando le preguntaron por la hazaña de Huntelaar. Observo que esto último causó enfado en otras filas. Pero, ¿qué quieren que haga un joven que compite contra otros jóvenes cuando sus oponentes caen? Los futbolistas están educados (como los aficionados) para querer el mal del contrario. Y Neymar es un muchacho acostumbrado a ganar en los entrenamientos.

El futbolista, decía Orfeo Suárez presentando su excelente libro Los Cuerpos del Poder (Roca Editorial), es un animal que está configurado para marcar goles. La frase la extrajo de una declaración de Mourinho, corroborada por otra de Luis Aragonés, y responde a la realidad de la vida y del deporte. Los futbolistas quieren ganar a toda costa, como los políticos quieren a toda costa conservar el poder. Los accidentes que ocurren alrededor tienen un efecto limitado en su comportamiento de cara a esa evidencia del gol (o de la victoria) como objetivo.

En este libro tan interesante e intenso Orfeo descubre el alma de los ganadores cuando pierden, cuando se les ensombrece el camino de la victoria. Es impresionante su descripción de la caída de Maradona desde el podio a la miseria. Cayó porque quiso o porque lo empujaron. Sobre él pesaba él, ¿qué pesará sobre estos nuevos genios cuando los empuja el escándalo? Pues ya se verá. Ojalá no se vea en los campos de juego.