Dos goles de Bale y después siesta

La verdad es que esperaba más. Y creo que el Bernabéu también. Después del susto del martes, la parroquia se merecía un disfrute y la noche, con mi mayor respeto al Levante, podía dar para ello. Y la cosa empezó con ese aire. Ahí estaba Sergio Ramos, ahí Modric, ya con media hora de rodaje. Todos salieron picados, Bale más que ninguno, y fue justamente él, uno de los sospechosos más en lenguas, quien plasmó ese tramo de buen juego con dos goles. Dos acciones de ‘cazagoles’, premio al interés que estaba mostrando. Premio que no consiguió Cristiano, al que se ve angustiado, sin suerte ni tino.

Lo peor es que con el dos a cero se conformó el equipo, y no era noche para el aprobado, sino para ir por nota. Pero, por desgracia, todos bajaron una velocidad y el Levante suspiró, porque se escapaba de la goleada. Hizo un segundo tiempo digno, incluso rozó el gol muy al final, primero en un cabezazo de Víctor Casadesús y luego en una llegada de El Zhar. Ambos remataron fuera en posiciones claras. Un gol no hubiera hecho peligrar el resultado, porque el Madrid habría reaccionado, o es de suponer, pero hubiera agitado de nuevo los malestares del Bernabéu, donde la gente anda suspicaz y dividida.

Dos goles de Bale, decía, después de nueve partidos sin marcar. Le harán un bien, pero el déficit que se le achaca no es ese, sino la pereza para regresar, esa condición de ‘jugador río’ que va y no vuelve. Es a eso a lo que debe aplicar su rabia, no en darle una patada al banderín de córner, gesto feo que no le ayuda. En cuanto a Cristiano, algún día volverán los ángeles a protegerle. Ayer se le fue una al palo, otra se la sacó Ramis de la escuadra y una tercera rozó en Bale, con lo que el gol es galés. Pero estuvo mientras el equipo funcionó. Lo que no veo claro es lo de las faltas. Algo ha cambiado en su golpeo.