Porque él lo vale y lo valdrá...

No creo que Ancelotti haya llegado a pensar ni siquiera un segundo en dejar a Bale en el banquillo el próximo domingo. Por ello no le hacía falta ver al galés realizar un gran partido frente al Levante para estar seguro de que la BBC al completo debe jugar contra el Barça. Sin embargo, el madridismo necesitaba reconciliarse con Bale y volver a sentir que este futbolista, muy diferente a los demás, podría ser clave en la final del Camp Nou. Seguro que a mucha gente le ha parecido ridículo que el ex del Tottenham celebre su primer gol de hace dos días tapándose los oídos, pero pienso que, en este caso, hay que mirar la parte positiva del gesto.

Muchas veces desde que llegó a España, hace año y medio, Bale pareció no sentir nada, no entender si le alaban o le critican. Que haya querido mandar un mensaje personal de rabia hacia la afición debe interpretarse como la señal de que ese hombre sí tiene sangre caliente, de que ese británico se está latinizando. Su cabreo fue sano y demuestra su implicación en el proyecto madridista y que le importa lo que se piensa y dice de él. El galés llega picado al Camp Nou.