Cuestionarle es escupir para arriba...

Se ha abierto la veda con Cristiano. Me parece surrealista. El mejor futbolista que hayan visto los ojos del madridismo desde el maestro Di Stéfano no puede estar en una diana que analiza su gestualidad hasta el último milímetro para concluir que su futuro podría estar lejos del Bernabéu. ¿Estamos locos o qué? Este chaval (con 30 años, lo sigue siendo) nos ha malacostumbrado desde que llegó en 2009. Meter 50 ó 60 goles por temporada no estaba al alcance de nuestra capacidad de raciocinio hasta que aterrizó el portugués por aquí. Messi fue el primero en beneficiarse de su llegada. Se han retroalimentado y gracias a ese pulso se está dibujando una maravillosa página para la historia del fútbol.

Cristiano está en mala racha y se le ve sufriendo en el campo. Él es su primer crítico. Por eso, sus gestos de rabia e impotencia no le ayudan. Pero no para de buscarlo, de intentar, de proponer. Le puede ir al poste, que un rival le saque el balón de la raya o que un compañero toque lo justo para quedarse sin el premio del gol. Pero Cristiano siempre está ahí. Con sus dos cabezazos evitó la debacle europea ante el Schalke. Es nuestro Balón de Oro. Y le discuten. Me pregunto qué dirían si él hubiese pateado el banderín del córner...