Vamos para seis años que el Barcelona decidió cerrar las puertas y sellar sus instalaciones para poder ver qué se hace en los entrenamientos. En la previa de los partidos importantes y para cumplir el protocolo de la Champions deja un cuarto de hora, el tiempo suficiente como para comprobar quién ha cambiado de botas y qué corte de pelo novedoso luce alguna de sus estrellas. Para nada más, háganme caso. La última vez que se pudo ver una sesión completa de Messi, Etoo aún era un estandarte del equipo azulgrana, para que vean. Es verdad que en la pasada Navidad se organizó, como siempre, una pachanga ante los socios en el Mini Estadi, pero la derrota en Anoeta y la suplencia que le otorgó Luis Enrique para ese partido tras regresar sólo dos días antes de vacaciones, le provocaron una gastroenteritis que acabó con los hinchas del Barça asomándose cada dos por tres a la taza del váter cuando Leo comenzó a coquetear con el Chelsea y sus estrellas a través de las redes sociales.

De ahí que sepamos que Messi se luce en el campo, no en las sesiones. Gusta que La Pulga asome con fuerza al Clásico; es la gran esperanza del Barça para poder superar al Madrid. El equipo, físicamente está como un tiro o como un toro, como deseen. Y lo que es seguro es que, media hora más o menos en un campo de entrenamiento, la postura del 10 culé será para levantar al Camp Nou: va muy en serio.