Cristiano ganó 3-0 a Messi en los octavos

Durante el Barça-City aluciné con la catarata de elogios desmedidos que escuché sobre la actuación de Messi. Un caño majestuoso y un pase genial a Rakitic. Goles, ninguno. Vaya, la exhibición se queda coja. Pero sucede que hay una corriente de opinión tendente a vanagloriar cada acción del argentino, a la misma velocidad con la que se le ponen peros y reproches a Cristiano con sus aportaciones sobre el terreno de juego. Esta eliminatoria de octavos de final de la Champions es un buen ejemplo de ello. ¿Saben cuántos goles le ha metido Messi al City en estos dos partidos? Cero patatero. Sin embargo, el criticado y denostado Cristiano ha puesto el broche a los 180 minutos con el Schalke con tres goles. ¡Tres! Y todos con valor incalculable porque le evitaron al Madrid una eliminación que habría sido deshonrosa y sin precedentes de ese calibre.

Aparte de haber sido el salvador del equipo de Ancelotti en un momento crítico de la temporada, Cristiano ha logrado equilibrar su balanza goleadora con Messi en la Champions. Antes de los octavos, el argentino había demarrado en la clasificación de realizadores con 75 goles, dejando al portugués tres abajo (72). Pero tras los duelos con el City y el Schalke, Cristiano iguala en cabeza a Messi en el Pichichi de la Champions (75) y, además, se pone líder en solitario en la Copa de Europa al sacar un tanto al azulgrana (se cuentan los tantos en previas) y aventaja en dos goles en los acumulados en todas las competiciones europeas (78 a 76). Además, Cristiano mete todos los penaltis que tira, algo de lo que no pueden presumir Messi, el Kun...

Esa minoría fiscalizadora que pita injustamente a Cristiano en el Bernabéu debería leer esto y pedirle perdón estos días con el fin de que el chaval salte al campo en el Clásico consciente de que el madridismo sí sabe rendirle pleitesía. Cristiano es el justo Balón de Oro del último bienio y está sobreviviendo con dignidad a una crisis más personal que futbolística. De momento, en Europa lidera todas las tablas. Cuando se despierte de nuevo, no habrá quien le eche el lazo...