Ecclestone toma el rumbo equivocado

Equipos al borde de la desaparición; circuitos que renuncian a su gran premio; audiencias de televisión a la baja; poco interés en la pista; campeones como Red Bull amenazando con marcharse… Demasiados frentes abiertos en la Fórmula 1 como para que Bernie Ecclestone siga mirándose el ombligo e ignorando que su campeonato está quedándose fuera de la realidad social, económica y deportiva en estos tiempos cambiantes. Escudarse en la grandeza de la especialidad, que la tiene y mucha, como único argumento para apostar por el inmovilismo es un grave error que podría costar muy caro a todos los implicados en este deporte espectáculo.

El hecho de que Alemania (toda una potencia mundial y cuna de Mercedes, la escudería campeona) se quede sin gran premio es algo más que una anécdota circunstancial. Una baja sintomática de que algo falla en la F-1, que es mucho más que la cuenta de resultados de Ecclestone. Quizá él se consuele o pretenda convencernos de que no ocurre nada con la incorporación de nuevos escenarios, generalmente en países emergentes. Pero eso no es suficiente. Este deporte también es tradición y conocimiento, así que darle la espalda a Europa no me parece lo más inteligente por mucho que los promotores encuentren alternativas rentables (o al menos eso dicen). Insisto en que ignorar lo que está ocurriendo y no entenderlo como una crisis que exige medidas puede provocar un daño irreparable al certamen.