Lo más curioso de los partidos entre el Barça y el Madrid es que siempre son como la primera vez. Tanto da que los hayas vivido tres ó 250 veces. Las sensaciones siempre son las mismas y nunca defraudan. Una de las razones que explican el por qué este partido es tan especial es que se trata de un acontecimiento en el que la rutina parece siempre nueva y siempre entretiene. Ver diez veces Casablanca, leer 14 veces a Rayuela o escuchar Here Comes the Sun una y otra vez produce un placer indescriptible, pero siempre sabes lo que te vas a encontrar. Vas preparado. En cambio, afrontar un Barça-Madrid siempre es una nueva experiencia en la que uno, por pura pasión, acaba disfrutando como la primera vez que asistió a un espectáculo de esta magnitud.

Los de un bando y otro, es muy probable que hoy repitan las rutinas aprendidas tras años de pasión. Se levantarán, desayunarán con los diarios deportivos de referencia, comerán con los amigos o la familia que se supone que les darán suerte para el lance de la noche y tratarán de reconstruir los pasos que hicieron la última vez que ganaron al eterno rival. El mismo sitio en el sofá, los mismos calcetines, la misma marca de cerveza o el mismo camino al estadio. Y lo vivirán como si oyeran por primera vez Here Comes the Sun.