El Madrid no se rinde

Murieron de pie. Pocos reproches van a salir de mi teclado. Al contrario. Cierto que no existen las derrotas dulces en el vocabulario del Madrid, pero si hay que caer en el Camp Nou siempre firmaría hacerlo de la forma en la que lo hizo anoche. El fútbol lo puso el equipo que llevaba las camisetas blancas. Dominio del juego, elaboración coordinada en la medular, laterales profundos que convirtieron la defensa azulgrana en un manojo de nervios, dos centrales que lograban enviar a Messi a veinte millas del área de Casillas, un delantero centro que hizo jugadas para la hemeroteca (Benzema hizo cosas de Oliver y Benji) y un Balón de Oro que demostró estar recuperado anímica y físicamente de su bajón. Sólo el travesaño evitó que el 7 hiciera un doblete que despejó los fantasmas de las inexplicables dudas que todavía algunos tienen sobre su implicación con el escudo con el que sigue haciendo historia. El Madrid perdió por una jugada a balón parado y una contra letal de Luis Suárez, de esas que tanto criticaban al otro lado del puente aéreo cuando las hacía el Madrid de Mourinho. ¡Cómo cambia el cuento! Ahora los resultadistas son los que defendían que la estética del juego era innegociable. Los nostálgicos culés de la era dorada de Guardiola verán hoy a escondidas el vídeo del primer tiempo del Madrid. Disfrutarán.

Futuro. Ya sé que la Liga se ha puesto más cuesta arriba que el ascenso al Angliru. Pero me niego a arrojar la toalla. Esta plantilla nos ha recordado durante 60 minutos (hasta que el físico les abandonó) que nada es imposible. Ganando las diez jornadas que quedan se llegaría a los 94 puntos y el Barça tendría poco margen de error porque anoche perdió el valioso goalaverage. Cierto que Casillas pudo hacer más en el segundo gol (se dejó caer demasiado pronto), pero el capitán salvó un punto en caso de empate final con dos paradas magníficas a Jordi Alba y a Messi. Quedan dos meses y la Liga es muy larga. No hace falta que les recuerde la Liga del Clavo Ardiendo, el gol de Tamudo y todo aquello. Seguiremos informando...

Cristiano & Messi. En los duelos face to face, el portugués sigue demostrando que es el legítimo y justo Balón de Oro. Anoche recuperó su versión on fire, sobre todo en un primer tiempo espléndido del portugués. Avisó con un remate al travesaño (¡los postes se han aliado contra él!) y firmó el 1-1 de la esperanza blanca en plena exhibición del equipo de Ancelotti. Messi jugó de cuarto volante en una zona donde las minas enemigas quedaban lejos de su recorrido. No marcó. Cristiano, sí. Ya lleva 31 en Liga e igualó los 15 de Raúl en los Clásicos. El crack tampoco ha dicho su última palabra. Un aviso a sus silbadores del Bernabéu: señores, Cristiano ha vuelto.

Bale, espabila. El único lunar fue el galés. Algún destello en el primer tiempo, pero demasiado errático en sus movimientos, negado en el uno contra uno y sin capacidad de desequilibrio. Se esforzó más en defensa, pero no es el jugador que quiere ser Balón de Oro en dos o tres años. Y James está cerca de su reaparición. Ancelotti deberá repasar ese día el significado de la palabra “innegociable”.

¡Ánimo, equipo! Mi amigo Pedro Montes, el maestro que hizo la estatua de Di Stéfano y el busto de Puskas, y los abuelos de Trujillo (¡qué buena gente!) me recuerdan que el Madrid nunca se rinde. Claro que no. Hasta el rabo todo es toro...