Valentino Rossi, genio y figura

Hay millones de personas en el mundo de treinta años o poco más que llevan viendo correr a Valentino Rossi toda la vida. En 1996 ya competía en el Mundial de 125cc, y al año siguiente era campeón. Después también fue campeón en 250cc. Y en 2001 consiguió su primer título en 500cc. A partir de ahí se convirtió en un piloto excepcional, único. Hasta el extremo de entrar en la baraja de los mejores de todos los tiempos. Mas no fueron sólo sus conquistas deportivas las que le convirtieron en un personaje de masas. Su simpatía, su personalidad, su forma de ganar, encandiló al mundo. Diecinueve años después sigue dando guerra. También, titulares llenos de ingenio, como el que le dio a Mela Chércoles en su entrevista.

“Ser papá en realidad no es una cosa tan complicada como ganar un Mundial y, cuando decida serlo, creo que será algo fácil”. Con esa frase tan simple queda explicado lo dificilísimo que es ganar un Mundial. ¡Que se lo digan a él! Después de haber ganado siete en la máxima categoría, el último en 2009, con 30 años, no podía imaginar que el 10 de octubre de 2010 marcaría un antes y un después. Ese día venció en Sepang, pero tardaría dos años y ocho meses en volver a hacerlo. Carrera a carrera, y fueron 44, su declive era un hecho. Hasta que el 29 de junio de 2013 volvió a ganar. Y en Assen. Al siguiente año, dos victorias y once podios más. ¡Subcampeón! Como no está acabado, antes de ir a por lo fácil va a por lo que para otros es imposible. Así es Rossi.