La verdad es que el turco Çakir es una de mis debilidades a la hora de verle arbitrar, ya que casi siempre demuestra su buen nivel y sabe lo que lleva entre manos a la hora de pitar un partido como el de anoche entre España y Ucrania. Un partido que tuvo mucho contacto e imprecisión en varias entradas, sobre todo por parte de los ucranios. Interpretó correctamente casi todas las acciones de falta y aplicó muy bien, cuando pudo, la ventaja y mostró justamente todas las tarjetas que sacó. Siempre estuvo cerca del balón y tuvo buena labor de equipo. Su único lunar fue el tiro de Cazorla que desvió el portero Pyatov, que era córner y señaló saque de portería.

Las jugadas más discutibles se dieron en el 17’, donde Çakir demostró su principio de autoridad cuando Morata se deja caer en el área al sentir la mano de Kucher y acertó en llamarle la atención a éste por dirigirse al delantero español haciéndole gestos de desaprobación. También acertó en el 38’: existe fuera de juego de Juanfran y después su centro lo remata Morata, pero ya estaba previamente señalada la posición incorrecta del defensa español.

En el 72’, Silva quiere llevarse un balón, tocando el balón hacia fuera del área y Shevchuk le roza haciéndole contacto; cae el español, pero no considero que fuera para señalar la máxima pena.

Las dos tarjetas más destacadas de las cuatro que enseñó fueron en el minuto 50 a Sergio Ramos por dura entrada con el pie, que fue correcta, y en el 54, que le muestra a Kravets, por entrada con el pie que pisa a Silva; se la había perdonado en el primer tiempo por una acción sobre Iniesta.