La Camperona se inmortaliza

El pasado 6 de septiembre, la Vuelta subió a La Camperona, en el valle de Sabero (León). Venció Hesjedal, ganador del Giro en 2012. Froome entró a 2:36 minutos; Purito, a 2:37; Contador, a 2:43; Valverde, a 3:05. Los ciclistas no olvidarán los últimos kilómetros de la ascensión. Según un informe de la Vuelta, los más duros que se conocen. Un final interminable al 15%, frente al 14,1% de Ézaro y del Cuitu Negro, al 10,6% de la Bola del Mundo y al 9,9% del Angliru. La Camperona confía ahora en convertirse en un clásico de la Vuelta. El tiempo lo dirá. La Vuelta no abusa de los mismos puertos para no desgastarlos, pero a los buenos siempre vuelve. El Angliru lleva cinco subidas; Ézaro y la Bola, dos. Están por repetir el Cuitu y La Camperona.

Hasta que llegue ese momento, Francisco García, alcalde del valle de Sabero, ha querido inmortalizar La Camperona con la inauguración de un monolito. Ayer fue el acto, con presencia de Javier Guillén, director de la Vuelta. Es una manera de rentabilizar las inversiones para que la carrera popularice áreas de altas posibilidades de desarrollo turístico. José Antonio Muñiz, alcalde de Riosa, donde se encuentra el Angliru, y José Pequeño, alcalde de Dumbría, donde está la ascensión de Ézaro, lo hicieron, y ahora esos lugares se han beneficiado de una gran promoción, gracias al reto que supone a los cicloturistas vencer las pendientes donde los mejores de la Vuelta se juegan el triunfo. Pues bienvenida sea La Camperona a los lugares de culto para el ciclismo.