Bellerín, ejemplo de los que salen adelante a pesar de las cesiones

Bellerín. Héctor Bellerín es otra variante de emigrante español. En 2011 dejó La Masia junto a Jon Toral atraído por la propuesta futbolística del Arsenal. Como dijo este pasado fin de semana, “el mundo no se acaba en el Barcelona”. El sueño era ser futbolista, no futbolista azulgrana. Toral sigue buscando su crecimiento y su lugar en el mundo, cedido como está en el Brentford de la Segunda División. Bellerín pasó un tiempo cedido en el Watford, también de la Championship, pero jugó poco. Wenger le recuperó para el primer equipo después de ceder a Carl Jenkinson al West Ham y coincidiendo con la plétora de lesiones de Debuchy. El plan era simple: Jenkinson, internacional inglés, vuelve la temporada que viene al primer equipo y se pelea por un puesto con el lateral derecho francés.

Oportunidad. Pero de repente, ante la sorpresa de Arsène Wenger, un jugador con el que no contaba empezó a ganar en confianza, en atrevimiento, a confirmar mucho de lo que se esperaba de él y ahora Bellerín, que de pequeño era extremo, es hoy titular de la defensa del Arsenal con quien ha jugado más de 20 partidos. De hecho, Wenger siente la misma sorpresa y entusiasmo por otro titular inesperado, Coquelin. Debe de haber algo de frustración en un entrenador por no haber previsto el crecimiento de jugadores así, pero también el placer de saber que se acertó con su contratación. De eso, debe saber mucho la mano derecha de Wenger, Francis Cagigao.

Confirmación. La primera lesión de Debuchy obligó a Arsène a hacerle jugar con 19 años ante el Borussia Dortmund en septiembre y ya no hubo vuelta atrás. Servía perfectamente para el primer equipo. Bellerín fue crucial en la aplastante victoria ante el Liverpool, un 4-1 que contó con un gol suyo, el primero. Pero fue su calidad defensiva, su velocidad y su cambio de ritmo lo que atrajo a Wenger. Comete errores (el penalti a Sterling, por ejemplo), pero nadie nace aprendido.

Salió bien. A veces estos cuentos de hadas acaban bien. Bellerín será jugador profesional durante mucho tiempo. Pero pasó por las penurias que dejan tantas carreras lastradas en Inglaterra. Estuvo, como les pasa a otros, un tiempo en el que apenas competía, en un equipo reserva que como mucho juega veintipico partidos. La siguiente fase es la cesión: si está bien escogida, da un grado de experiencia. Pero, ¿por qué se empeñan los equipos ingleses en acumular jugadores que luego ceden a cualquier club donde el desarrollo puede estar en manos de un entrenador poco capacitado o una estrutura de club deficiente, sin un plan claro con los chicos jóvenes? Bellerín salió indemne de su paso por el Watford pese a los cambios de entrenadores. Seguro que reforzó su mentalidad. Otros caen por el camino, y no por falta de calidad.