Ancelotti, el dibujo, Zidane y Odegaard

Escuché el domingo a Paco Jémez en la radio, poco después del 9-1: “Al Madrid le esperaremos con mucho respeto, con toneladas de respeto, pero ni un gramo de miedo”. Así debe ser. El entrañable Rayo tiene ya prácticamente hecha la salvación, a falta de nueve jornadas. Se agarra al fútbol y año tras año se mantiene en Primera de la mano de este fenomenal entrenador. Cada curso se vacía la plantilla, cada curso hay que empezar de nuevo, con jugadores a coste cero o cedidos, pero la película siempre acaba bien. Va a ser verdad eso de que no es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita.

Por su parte el Madrid tiene el problema de los ricos, el del exceso. Para hoy, un dolor de Bale en el pie ha venido a disolver el morbo en torno a la alineación. Lo comentábamos: de defensa para adelante hay siete grandes (bueno, seis grandes y un grandísimo) para seis puestos. Así que cada cual echa sus cuentas sobre quién sobra. Esta vez es Bale, de modo que veremos al Madrid, imagino, con cuatro jugadores en la media, dibujo que le da más seguridad y manejo. Muchos piensan que los mejores partidos del Madrid de Ancelotti han llegado con el 4-4-2. Pero ¿quién quita a Bale o Benzema?

A veces me pregunto también: ¿qué pasaría si se atreviera? De repente, Zidane nos ha sorprendido dejando fuera a Odegaard, el noruego que funge de galáctico del Castilla. Entrena con los grandes, el fin de semana va al Castilla. Difícil encaje. Con él, los resultados fueron muy a peor, el equipo encadenó derrotas. Se fue con Noruega y volvió a ganar el Castilla. El domingo estaba, pero Zidane le dejó fuera y también volvió a ganar el Castilla. No sé qué pasará a partir de ahora, pero me ha gustado Zidane en esto. El fútbol tiene sus lógicas, más allá del márketing. Y los entrenadores tienen su responsabilidad.