El Madrid vuelve a hacer los deberes en el baloncesto. Se clasifica primero de grupo en la segunda fase de la Euroliga, lo cual tiene doble premio: jugar los playoff con ventaja de campo, y ante el rival teóricamente más débil, el Efes turco. Es la situación soñada. Además, al CSKA ruso sólo se enfrentaría en la final, que por si fuera poco, se jugará en Madrid. El Barcelona, en cambio, aunque también tendrá ventaja de campo en los playoff, se las verá contra un rival más duro, el Olympiacos griego, y en las semifinales de la Final Four le esperaría el tan temido CSKA. Todo esto es la teoría, que en el baloncesto se suele cumplir. Para eso se juegan liguillas tan largas y playoff al mejor de cinco partidos, para eliminar el factor sorpresa.

Eliminado éste, el Madrid ha alcanzado su objetivo con cierta comodidad. Tuvo dos derrotas en la primera fase y tres en la segunda, que nunca pusieron en peligro su hegemonía. Derrotas que tampoco crearon incertidumbre, porque la consigna esta temporada es que los jugadores lleguen frescos mentalmente a la disputa de los títulos. En la pasada, la acumulación de victorias les hizo perseguir un récord que acabó pasando factura. Ahora a los jugadores se les ve con auténtica hambre de victoria en los partidos importantes. Es un plus que está haciendo al Madrid más fuerte. De momento le está ganando todos los mano a mano al Barcelona. Primero fue en la Copa, y ahora es en la Euroliga. No es mala referencia.