Es triste pensar ya en 2016

Alonso quiere ser optimista. No le queda otra. Destaca así la evolución que, carrera a carrera, experimenta el McLaren Honda y asegura que tienen una buena base, un monoplaza equilibrado y fácil de conducir. El problema es que están tan lejos de los protagonistas del Mundial (dejémoslo de momento en Mercedes, meter en ese saco también a Ferrari resultaría más deprimente) que resulta difícil imaginar que durante esta temporada consigan neutralizar semejante déficit. Y, claro, es muy triste vernos obligados, en la tercera carrera de 2015, a pensar ya en 2016 como el año en el que volveremos a ver al asturiano peleando donde realmente le corresponde a su talento o ambición. Que me perdonen en Woking, pero buscar hoy ese consuelo es duro...

Para mí lo evidente es que algo ha fallado en la concepción de este proyecto. No dudo de la capacidad de mejora que pueda tener McLaren y también los ingenieros de su socio japonés, pero el problema es que el punto de partida es tan bajo que se antoja imposible esperar que vayamos a encontrar algún consuelo en los próximos meses. Nunca esperé que este equipo ganara en su debut (por ser prudente, porque siendo ambicioso hasta podría haber sido planteable) pero tampoco imaginaba que el desastre inicial sería de semejantes proporciones. ¿Y Alonso lo esperaba? Diría que no, que él tampoco puede estar tranquilo con el modo en el que ha arrancado su aventura. Por mucho que, insisto, se vea obligado a ver el vaso medio lleno.