Un club con ambición no prioriza

Todos caemos en el humano error de mirar al 30 de mayo como si no hubiera otro partido más en lo que resta de temporada. La final de Copa es una cita tan bella, ilusionante y exigente que no tiene parangón en el Athletic. Y más cuando se viene de una temporada en la que se ha jugado la Champions y quedar séptimo para jugar previas de la Europa League sabe a poco. Es un error menospreciar meterse en este torneo. Si se fijan, los propios futbolistas hablan más de competir bien para llegar fino al Camp Nou que de las verdaderas opciones de jugar el año que viene un torneo que, no olvidemos, tiene su prestigio, sus premios en metálico y otorga al ganador una plaza de Champions. Y eso que falta mes y medio y no se han sorteado aún las entradas.

Por ello, mirando además el calendario liguero que resta al Athletic, se hace indispensable ganar mañana al Getafe. No conseguirlo, reduciría muchísimo las opciones de los leones de agarrar el séptimo puesto. Por supuesto que es mucho más jugoso sacar la gabarra y meterse directamente en la fase de grupos de la Europa League como campeón copero, pero un club ambicioso no debe priorizar. No hay más que ver cómo se toma el Sevilla desde hace años ese torneo. Y así de bien le va, claro. Las cuentas están más que hechas: si los rojiblancos derrotan a Pedro León y compañía se colocarán a tres puntos del Málaga. Es más que improbable que los de Gracia conquisten el Bernabéu con lo que el Real Madrid tiene en juego. Y luego se visita Córdoba...