Peter Lim, como Layhoon, es una persona que sin conocerla, por su apariencia, transmite calma. Algo que se agradece en una entidad como el Valencia, acostumbrada a habitar entre altibajos emocionales y en terreno volcánico desde que se convirtiera en Sociedad Anónima Deportiva. Lim no va de rico excéntrico ni tan siquiera en sus visitas por Valencia ha mostrado gestos de postularse como el salvador de la patria che. Al contrario. Si en Mestalla ha habido faustos alguna vez en torno a él ha sido más cosa de los de la terreta que por ideas llegadas desde Singapur. Y esa paz que le acompaña a Lim se ve reflejada en su proyecto deportivo, que no es un aquí te pillo aquí te mato sino que está pensado a medio plazo, con la única urgencia este año de volver a la Champions. Algo que es lógico que se exija habiéndose invertido 130 millones en refuerzos.

Lim presenciará desde el palco del Camp Nou “el desafío”, como define Nuno a este partido. La de hoy es la primera visita de los blanquinegros desde el desembarco de Lim a la casa de uno de los transatlánticos de la Liga. Desde luego que su Valencia está capacitado para pescar en Barcelona (ya lo hizo el año pasado con Pizzi y no tenía lo que tiene Nuno). Pero a lo que aspira Lim es a recortar las diferencias sustanciales que más allá de 90 minutos existen entre el Barcelona y el Valencia. Y para ello el club deberá empezar por aumentar sus ingresos comerciales, que están a años luz y que condicionan la capacidad de fichar por el Fair Play Financiero.