Durante el GP de Estados Unidos de 2013, Marc Márquez le demostró a Valentino Rossi que él no era Casey Stoner. En el GP de Argentina del pasado domingo, el italiano le ha dejado claro al español que sigue siendo el grandísimo piloto que ha conquistado nueve títulos mundiales. En el ‘Sacacorchos’ de Laguna Seca la ventaja fue para el de Honda, mientras que en el circuito de Termas el punto claramente ha sido para el de Yamaha. Dos campeones excepcionales frente a frente, un auténtico duelo generacional que no ha hecho sino arrancar en este renacer, para mí confieso que inesperado, de ‘El Doctor’. Pero el ilerdense es de los que aprenden rápido y, aunque no le gustó en absoluto la maniobra de su rival, sabe que la estrategia ganadora no pasa por las quejas o las lamentaciones, toca responder en la pista. Lo hará. Y pronto…

Márquez se equivocó en Argentina porque no supo valorar con exactitud sus opciones ante ese torbellino de talento y calidad que es Rossi, beneficiado además por una elección de neumáticos más acertada. Se precipitó en su ataque y no tuvo en cuenta que Valentino estaba dispuesto a enseñarle con contundencia quién mandaba en esta ocasión. El italiano quiso poner al español en su sitio y lo logró, aunque con un desenlace que ni él mismo esperaba: no pretendía, desde luego, tirar a su contrincante, sólo jugar la baza psicológica de marcar territorio en lo que va a ser una dura y larga lucha por el título mundial de MotoGP. La veteranía y la astucia se impusieron en esta ocasión a la juventud y las ganas, pero la revancha no tardará en llegar. Rossi se ha encontrado con la horma de su zapato en Márquez y todos vamos a disfrutar de este duelo para la historia. Que gane el mejor…