P. P. San Martín

La táctica del miedo con Ramos acabó bien

Bien está lo que bien acaba y más en unos cuartos de Champions. A Ancelotti le dio la razón el resultado, pero la suya fue la ‘táctica del miedo’, metiendo a Sergio Ramos en la medular para luchar con fuerzas parejas en la zona ante los Koke, Tiago, Arda, Griezmann y Saúl. El jugador blanco puso toda la voluntad del mundo y con su categoría disimuló sus limitaciones en el puesto con el balón en el pie. A Kroos le vino bien que Ramos le amarrara las intentonas del Atlético, así como a Varane y Pepe cuando los de Simeone llegaron al área de Casillas.

Ramos falló el 17% de los pases (12 de 71), pero crear no era su cometido, obviamente. Su tarea era imponer jerarquía y recuperar balones: 13 intercepciones en total. Ahí hizo su trabajo gris correctamente, que era la orden dada por Ancelotti. La idea no contribuyó a embellecer el juego del Madrid, obvio, pero lo que buscaban los dos técnicos por encima de todo era no encajar goles y marcar en jugada aislada. Y se vio con la expulsión de Arda (75’), porque Ancelotti no se inmutó, no cambió de dibujo ni jugando once contra diez. Prefirió apostar por esperar al latigazo de un gol, que llegó en botas de Chicharito en el 88’.

Discutible decisión la de Ancelotti de meter a tres centrales en el once inicial, afeando el juego colectivo del Madrid, pero el 1-0 es lo que perseguía el técnico y le salió bien. Siendo pragmáticos, no hay reproche. Pero fútbol... poco.