Gameiro emuló a Rocky IV

Otra vez y ya se pierde la cuenta de cuántas van. ¿Quién inspiraría a El Arrebato para parir esa frase del “dicen que nunca se rinde”? En el fútbol, como en el boxeo, a los campeones no se les puede dar por vencidos hasta que están tumbados en la lona y, a ser posible, con tres médicos de urgencia alrededor. Y el Sevilla pareció estarlo. Se tambaleó, sufrió la vuelta de Beto que pese a alguna parada salvadora no puede regalar dos goles como les que sirvió en bandeja al Zenit.

Pero el campeón no estaba muerto. Grogui quizás, pero no derrotado. Mientras la grada entonaba con el ritmo de la Lambada el nombre de Kerzhakov, entre Banega y Vitolo llevaron el balón al ataque, Iborra la dejó pasar y Gameiro soltó el directo que tumbaba al aspirante ruso. Pareció la cosa Rocky IV. Otra más del Sevilla cuya afición tomó anoche el Real como lo hiciera hace nueve años. Por cierto que la UEFA, tan pejiguera para sus cosas, debería centrarse en que la Prensa tuviera que trabajar en una caseta prefabricada a la que se llegaba rodeando todo el Petrovski Stadium y cruzando la zona de los ultras del conjunto ruso. La cosa quedó simplemente en amenazas y malos gestos de los rusos a los desplazados, pero pudo ser peor. Por suerte para el Sevilla, la Feria lo cura todo.