Real Cristiano C.F.

El mejor del Mundo. El Madrid tiene la bendita suerte de tener en sus filas al mejor jugador de la Tierra. Cristiano siempre responde con grandeza en territorio comanche, en las plazas más duras, en un campo plagado de minas, en el barro, bajo la lluvia, con viento huracanado, ante centrales corajudos y de pierna fuerte, en ambientes hostiles que esperan su fallo para aullar de alegría... El portugués puede con eso y más. Su hat-trick en Sevilla, el 25º que le sitúa en la cumbre de la historia de la Liga, lo metió en el Pizjuán. Torazo en rodeo ajeno. Aquí, Messi sólo pudo meter un gol hace tres semanas. Y el argentino se quedó seco y sin ver puerta en sus dos Clásicos de esta temporada ante el Madrid. Tampoco hizo un solo tanto al Manchester City y al PSG en los cuatros partidos jugados con ellos. Messi es muy bueno, pero sólo cuando las corridas están afeitadas luce de verdad su zurda. Cristiano es bárbaro porque se crece ante la adversidad y te los mete de cabeza (ayer, doblete imperial a la altura de La Giralda), con la derecha, la izquierda y lo que sea necesario. Rema río arriba sin mirar para atrás. Es un portento de la naturaleza y un estandarte de lo que debe ser la fe en lo que haces en la vida. Cristiano nunca ha dejado de creer en Cristiano. Por eso ha sabido silenciar los injustificables pitos del Bernabéu como mejor sabe: metiendo goles y ayudando al Madrid a luchar por todo. Ya está con 305 goles oficiales de blanco, a sólo dos de la leyenda Di Stéfano. Entre Turín (el martes) y el duelo con el Valencia de Nuno Espirito Santo (sábado, 20:00 horas, ¡todos al Bernabéu!), seguro que igualará a La Saeta. Al Sevilla ya le ha metido 21 chicharritos... ¡Y 11 de ellos en Nervión! El Clavo Ardiendo sigue siendo Cristiano...

El récord hispalense. Que nadie olvide que el Sevilla de Emery llevaba más de un año sin perder en su feudo, sumando ya 34 partidos consecutivos. Ese tipo de retos le gustan al Madrid de Ancelotti, un entrenador que sigue dando lección tras lección manteniendo la fe competitiva de su equipo hasta el último aliento. Carletto no hace ruido ni se señala sus iniciales con los pulgares, pero acumula credibilidad adoptando las decisiones que requieren cada momento. A mí lo de Ramos de mediocentro me convence ante la ausencia de Modric. Es obvio que Illarra, Lucas Silva y Khedira no están para jugar a esta velocidad. Con esta fórmula da cabida a Pepe y Varane atrás (dos portentos) y el de Camas tapona en la medular y desquicia al rival (el árbitro perdonó la roja a Mbia en un codazo alevoso al central andaluz). Es cierto que el Sevilla tuvo ayer varias vías de entrada por los costados (Carvajal y Marcelo sufrieron mucho), pero creo que lo de Sergio ahí es similar a los tiempos iniciales de Pirri en los 60. El ceutí lucía coraje y galones en esa posición. En Turín repetirá ecuación el míster. Andiamo!

Iker, enchufado. El mano a mano que resolvió ante Aleix Vidal, la mano de reflejos que sacó a Gameiro y la salida providencial a los pies de Iborra permitieron salvar el triunfo. Este campo siempre se le dio bien al capitán. Casillas tiene seis partidos por delante (incluida la final de Berlín) para reivindicar que no piensa arrojar la toalla (o los guantes, mejor dicho).

Euforia. Además, la feliz vuelta de Bale y la inminente de Benzema permiten a la afición estar en estado de euforia contenida. Los 71 miembros de la Peña Mazacotero de Torrijos que vieron el 2-3 en el Pizjuán me trasladan su fe. ¡¡¡Vamos!!!