P. P. San Martín

Ramos fue la imagen del despiste global

Esta vez el 4-4-2 no le funcionó a Carlo Ancelotti. Y no cuajó porque su columna principal del sistema, Sergio Ramos, anduvo por el campo sin sitio y muy fallón con el balón en los pies. Un mal día del ‘chico para todo’ que contagió de inseguridad al resto de compañeros. Es una máxima en la batalla: si el mariscal de campo titubea, el batallón se echa a temblar. La Juve apretó, se desplegó en abanico invertido y complicó la vida a la zona media del Madrid. Si bien en la primera parte el equipo de Ancelotti mantuvo el tipo, en la segunda se fue diluyendo a la vez que bajaban su rendimiento jugadores que en otras ocasione son pilares fundamentales en las victorias. A saber: Ramos, Marcelo, Varane, Isco y Bale. Del galés resumamos en que fue una página negra en su currículum madridista.

Pero volviendo al núcleo duro del sistema, el despiste total de Ramos fue el epicentro del desorden defensivo global. Solamente Kroos demostró la entereza que reclamaba el partido para luchar con Pirlo, Marchisio, Vidal y Sturaro. Los italianos no encontraron dura resistencia para dominar los territorios centrales, máxime cuando el Madrid perdía el balón con mucha facilidad o lo regalaba en situaciones no forzadas. En este sentido volvió a estar inesperadamente desafortunado Ramos, quien reflejaba por sus gestos que no estaba cómodo en el encuentro.

El desajuste se transmitió rápidamente a la línea defensiva, donde sólo Pepe se hizo valer, ya que tanto Varane como Carvajal firmaron uno de sus choques más irregulares que se les recuerda. Aparentaron estar lentos, indecisos, torpones en la recuperación... Mal asunto cuando se juega ante un equipo italiano que no va muy allá con su fútbol, pero que en una contra regalada supo sacar como tajada un penalti que fue el 2-1.

Ancelotti quería defender bien y la realidad en Turín fue lamentablemente otra.