Al Madrid se le puede decir que “no”. En su día lo hizo de manera directa David Albelda y ahora de forma indirecta José Luis Gayà. Entre ambos casos hay ciertos paralelismos y no sólo porque compartan representantes, que también. Su valencianismo no genera dudas, pero su apuesta por el Valencia va más allá del corazón. Albelda renunció a moverse de Mestalla por dinero y fue así porque el Valencia de entonces peleaba (y ganaba) los títulos que uno siente que acabará logrando si ficha por el Madrid. Albelda veía que tenía en casa lo que uno aspira cuando se va fuera. El Valencia de hoy no pelea por títulos, eso es una realidad, aunque la apuesta de Gayà por el equipo che no es flor de un día sino hasta 2020 (con 50 millones de cláusula, que no es poco, tras una inteligente negociación por parte de Rufete).

Su decisión, la de Gayà, respalda el proyecto de Peter Lim. Lleva implícita que los que están dentro se lo creen, algo que por Mestalla no sucedía desde hace años y por ello, a la mínima que cualquiera podía, hacía las maletas. Su renovación, además, se celebró como si fuera un primer gol de los suyos en el Bernabéu. Hay que reconocer que, por tiempo y forma, la del Valencia es una puesta en escena perfecta.