En el baloncesto muy de vez en cuando salen figuras descomunales. Figuras tipo Petrovic o Sabonis. Éste, con 18 años, ya jugaba en la selección soviética campeona del mundo, y Petrovic, con 20, le metió 36 puntos al Madrid en la final de la Copa de Europa de 1985. Se trata de jugadores a quienes se les ve venir, y capaces por sí solos de decidir, no ya un partido, sino prácticamente todos en los que intervengan. Pues éste es el camino que lleva Luka Doncic, un chaval esloveno que juega en el Madrid júnior. Tiene 16 años, lleva tres en España, y no hay partido importante en el que no la arme. El último, ayer. Fueron 15 puntos, 12 rebotes y 15 asistencias en la final del Campeonato de España júnior ante el Joventut, cuya cantera pasa por ser la mejor.

Verle jugar es todo un espectáculo. Es escolta, pero hace de todo. Así lo dicen sus números. Asiste como el mejor base, anota como el mejor jugador exterior y rebotea como el mejor pívot. La mezcla es explosiva. Por eso en su debut esta Navidad con la selección eslovena sub-16 metió 106 puntos en tres partidos, y por eso en la final del prestigioso torneo internacional de L´Hospitalet lideró la victoria del Madrid sobre el Barcelona por 87-55. Hace diez días se convirtió en el jugador más joven de la historia en debutar con el primer equipo del Madrid. Salió y anotó un triple al Unicaja. Esta semana volverá a ser protagonista. Dentro del marco de la Final Four se juega la Next Generation Tournament, y Doncic no dejará pasar la oportunidad. No se lo pierdan.