Finales diferentes para Casillas y Xavi

Casillas y Xavi empezaron más o menos al tiempo. Formaron parte de la selección Sub-20 que ganó el Mundial en Nigeria en 1999. Xavi era un año mayor, era el referente del equipo. Posiblemente (o más que eso) fue el mejor jugador del torneo. Aunque se proclamara como tal a Keita, el mismo, sí, que luego fue su suplente en el Barça, desde la ventaja de ser africano, además de muy bueno. Casillas alternó en la portería con Aranzubía, que le aventajaba en un año de edad además de en el paisanaje con el seleccionador, Iñaki Sáez. Casillas fue decisivo en cuartos, ante Ghana, en la tanda de penaltis.

De allí salieron dos carreras en paralelo. Han sido muchos años, el uno en el Madrid, el otro en el Barça. Frente a frente han estado muchas veces, hasta 37, dejando lejos las 25 que habían llegado a enfrentarse Segarra y Gento, dos legendarios. Además, contra lo que le ocurrió a esa pareja anterior, cuyos tiempos en la Selección fueron frustrantes, ellos tuvieron mérito de protagonizar con otros el periodo glorioso de La Roja. Juntos ganaron dos veces la Eurocopa y una el Mundial. Juntos zurcieron la convivencia entre los bandos madridista y barcelonista del grupo, cuando las guerras ‘mourinhistas’.

Ahora les alcanza el tiempo a ambos. Ambos tienen una trayectoria tremenda. Comparten el récord de partidos jugados en la Champions. Son dos hombres de vidas paralelas, llegadas ya a la edad del homenaje. Y sólo justo ahora el destino les separa. A Xavi le cantan en el Camp Nou: “¡Xavi, quédate!”, ante la sospecha, o la certeza, de que quiere quitarse discretamente de en medio. Mientras, en el Bernabéu abroncan a Casillas, culpable de seguir ahí después de haber sido señalado por el sucio dedo de Mourinho. Aquel hombre dejó un olor a podrido en el Madrid que aún no se ha despejado.