Ancelotti y los casos de Casillas y Bale

Ya tenemos media final deseada. El Barça, como todos suponíamos, pasó sin mayores sobresaltos el partido de Múnich. Los dos goles los consiguió tan pronto y con tanta facilidad que luego jugó relajado, casi en exceso. Eso permitió al Bayern al menos ganar el partido, con lo que recompone un poco el tipo. Bueno para Guardiola, al que otro mal resultado ayer le hubiera dejado tocado. Ante el Barça se abre ahora un panorama prometedor: tiene la Liga a tiro de una victoria, es finalista favorito en la Copa y compró ya el billete para Berlín. Puede soñar con el triplete, un logro descomunal.

Ahora toca el Madrid, en el que ayer Ancelotti hizo un llamamiento a la unión. Y también James: “El que pita a uno pita a todos”, dijo, aludiendo a la situación de Casillas, que escandaliza a Buffon, colega ilustre y amigo en la distancia del hombre ahora repudiado en el Bernabéu. Rescoldos del ‘mourinhato’, algo de la foto sindicalista más su línea declinante, que ha hecho desaparecer los milagros, se coaligaron para los pitos del otro día, que acrecentaron los de otras veces. Tanto que se hartó y se equivocó, con esos gestos con el brazo, las palabras masculladas (hoy las teles pillan todo) y su salida apresurada.

Pero Ancelotti le mantiene su confianza. Bueno será que por el carácter excepcional del día los que tengan algo contra Casillas se repriman al menos hoy. Como debería haberse reprimido el agente de Bale, que escogió el momento más crítico de la temporada para lanzar una queja delicadísima. El Madrid está a un gol de Berlín, pero a un paso del derrumbe de la temporada, si lo de esta noche sale mal. Lo que se presenta en el Bernabéu es la Juve, la misma que ganó al Madrid en Turín con Pogba de propina. El Madrid necesita de esa atmósfera peculiar de las noches europeas. Por ahí debe empezar todo.