Morata castigó el desdén del Madrid

Morata tuvo que ser. En Turín y en Madrid marcó, quizá castigo por el desdén del florentinato hacia la cantera y sus productos, que lo tienen más difícil que otros para jugar aquí. Para el Madrid es un castigo duro, después de cargar con el peso del partido, en una noche de tremendo calor. Y ya venía arrastrando el arrimón que se dio ante el Valencia, que resultó inútil. Anoche no pudo haber arrimón, aunque el esfuerzo nunca faltó. Pero sí faltaban piernas, pulmones y cabeza clara, y esto último es lo que más se nota cuando llega el agotamiento. La Juve venía más fresca y se notó. Acabó más segura.

El Madrid en el primer tiempo llegó bastante. Elaborando con calma o con contraataques. Pero esa virtud tan del Madrid, la contundencia ante la puerta, no se ha visto esta vez.  Sí se vio ante el Valencia, con tres tiros al palo y una gran actuación de Alves, pero no esta vez. Tanto trabajo para un solo gol, de penalti, y algunas paradas de Buffon más de oficio que otra cosa. La puntería estuvo enfrente, donde Morata marcó y Casillas tuvo que hacer la parada más comprometida de la noche, a remate muy próximo de Marchisio ya con 1-1. Y el fútbol, al final, se mide por goles. Nos quedamos sin Clásico en Berlín.

Van pasando los años, estos años de Messi y Cristiano en edad de merecer, de los dos clubes en todo lo alto, y no llega. Es la segunda vez que ha estado a punto y, como la otra, he sentido que eran favoritos, que esta vez sí iba a ser. El Barça liquidó al Bayern bien, para lo cual tuvo que marcar cinco goles, tres aquí y dos allí. El Madrid ha marcado dos, uno de ellos de penalti. Ahí ha estado. La temporada madridista huele a pinchazo, después de cuatro días tremendos en los que se ha quedado fuera de Europa y casi de la Liga. Ahora empezará la ‘reconstrucción’ que me temo que sea un espectáculo feo.