Nada que discutir ni en el planteamiento ni en la alineación. Si acaso en los cambios. Daba la impresión de que a Benzema le quedaba todavía un ratito y puede que Kroos sobrara en los quince últimos minutos porque no le daba ya ni para correr. Salvo esos dos pequeños detalles, nada que reprochar al banquillo. Y mucho menos para cuestionarse si Ancelotti debe cumplir el año de contrato que le queda. Un título y una semifinal en dos años de Champions son suficiente crédito para intentarlo nuevamente la próxima temporada. Lo contrario sería un error. Aunque los que no le quieren bien seguro que sacan el error, ese sí lo fue, de poner a Sergio Ramos en el centro del campo en la ida. O incluso le vuelvan a tildar de tipo con poco carácter.

Pues carácter le ha sobrado al Real Madrid en los dos últimos partidos, justo en donde se le han marchado los dos títulos. Sobró carácter y eso hizo que en algunos momentos se jugara con poca cabeza. Lógico cuando se te está marchando el trabajo de toda una temporada. Nunca sabremos qué hubiera ocurrido en este tramo final con Modric en el campo. Tampoco qué hubiera pasado si un fichaje que pareció oportuno en el mercado de invierno, Lucas Silva, hubiera llegado con más minutos de rodaje a esta eliminatoria. En lo primero, la lesión del croata, nada pudo hacer el italiano. Sí es su responsabilidad haber infrautilizado al brasileño. Carlo se ha hartado de decir que es feliz en el Madrid. Se merece una nueva oportunidad.