Cuatro preguntas tontas a raíz de la Champions y las Redes Sociales

¿Por qué alegran más las derrotas ajenas? Sólo hace falta darse una vuelta por el universo de las Redes Sociales para ver que la afición en general, que diría Jaime Gil de Biedma, se alegra más y con más fervor de las desgracias ajenas que de los éxitos propios. Puede que ése sea un trazo característico de un pueblo de cabreros, si seguimos citando al poeta. Lo cierto es que a este país le pone más ridiculizar que ensalzar. Nada nuevo bajo el sol. Es cosa sabida que el talante que nos adorna se basa en el oprobio, pero la utilización de la inmediatez, de internet y de un aparato en cada bolsillo lo ha certificado definitivamente. Donde esté un fracaso ajeno, que se quiten los éxitos propios. ¿Dónde va a parar?

¿Por qué no nos toman en serio? A los periodistas, me refiero. Pues seguramente porque muchas veces no sabemos distinguir entre la exposición de nuestros deseos y el ejercicio responsable de nuestra profesión. ¿Puede un periodista utilizar su cuenta de Twitter personal para actuar como un forofo cualquiera? Pues seguramente está en su derecho, pero luego no nos quejemos cuando se nos acusa de bufanderos o partidistas. Por muy cabal que sea la opinión del informador cuando la expresa en su medio, siempre llevará colgando la coletilla del último tuit que puso en plan hincha. Y así se nos percibe, porque la gente lee más Twitter que diarios.

¿Por qué la euforia se reduce a un selfie? La gran paradoja de los tiempos en que vivimos es que a los periodistas y a los aficionados les está vetado el contacto directo con los protagonistas, los jugadores. Pero a cambio, ellos violan constantemente su intimidad usando sus Redes Sociales y fotografiándose (haciéndose lamentables selfies que deprimen) en el vestuario, en el autobús, en el finger y en sus cenas. Lugares sagrados a los que no se puede llegar. Si al menos dejaran entrar a un fotógrafo profesional, por lo menos, saldrían enfocadas.

¿Por qué no se hace más caso a otros canales? Suena raro, pero además de internet, sigue habiendo libros. No todo se encuentra en la Red. Ayer en Barcelona un grupo de sabios presentó una obra majestuosa. ‘Diccionari dels Jugadors del Barça’ donde de la A a la Z salen todos los futbolistas que jugaron un minuto ni que fuera en un amistoso. Y sin selfies.