Rubiales y Villar no querían esta jornada

La huelga es un derecho constitucional en todos los países civilizados. Una conquista laboral por la que muchos han penado durante mucho tiempo. Por eso mismo no se puede banalizar y eso es, siento decirlo, lo que ha pretendido Rubiales esta vez. Junto a cosas buenas tiene ciertos tics, y uno de ellos es el de acudir al manual de la huelga a la menor ocasión. Pero esta era menos que menor. Un buen Decreto Ley que regula los derechos de televisión de los clubes. Ningún daño a la AFE, aparte de la descortesía de haber contado poco con ella. Hace falta mucho más para detener el fútbol.

Este conato me ha recordado los años de un par de huelgas de verdad, cuando los futbolistas consiguieron primero la Seguridad Social y luego la abolición del derecho de retención. Aquellos eran tíos y aquellas eran causas más que serias y aún así les costó un millón de incomprensiones. Lo de ahora ha olido demasiado a pique porque Hacienda les aprieta y a conchabeo con Villar, que está decididamente extraviado. La Federación también iba a parar todo, incluidos los árbitros, pero al pinchar en la Audiencia la convocatoria de la AFE hizo mutis por el foro. Ahora vendrá Villar con la barrila de la FIFA.

En fin que hay Liga, con muchas cosas en juego. Jornada simultánea, porque las pasiones e ilusiones están entrelazadas. El título aún no está decidido, y de ahí para abajo casi todo el mundo puede obtener algo o perder algo. Sólo para el Villarreal, la Real, el Elche y el Córdoba la jornada es intrascendente, aunque sus partidos no lo son. De modo que tendremos una jornada bonita, la más bonita hasta hoy, quizá con alirón incluido. ¡Y nos lo querían quitar! Y después, el Madrid de baloncesto ante el Olympiacos, en busca de una novena Copa de Europa en baloncesto, que sería un consuelo muy oportuno.