Una imagen de impotencia

Enhorabuena campeones y vaya chasco para los atléticos. Los de Simeone acaban el año con una sensación de impotencia que te deja aplanado. Salvo Oblak, la segunda vuelta es como para olvidarla de manera inmediata. Y menos mal que con los goles de Griezmann todavía se puede soñar con la Champions y hasta el empate podría servir al Granada y a los madrileños para asegurar la permanencia y la tercera plaza. Porque tal y como llega este Atlético, machadas de poder ganar parecen auténticos milagros. Ayer, salvo los primeros diez minutos, el resto fue para olvidarlo. El Barça parecía que estaba jugando la pachanga de los jueves y hasta a cámara lenta. Hasta que apareció el genio, Messi, cuando se enteró de que los madridistas le ganaban al Espanyol. Desde luego, este es el peor año de la Era Simeone y es necesaria una reflexión profunda.

Oblak volvió a demostrar que es, junto a Griezmann, el gran hallazgo de esta campaña. Ya no le sorprendió a nadie que el centro del campo no pudiera ni con las botas. Y que en defensa solamente Godín diera la cara a la hora de tapar los agujeros y que Siqueira fuera el mejor cuando se iba hacia el ataque. El Cholismo ha desaparecido por el Calderón. Ni hubo la intensidad de otras veces ni las ideas claras para meterle el diente al campeón.