¡¡¡Reyes de Europa!!!

¡Cómo no te voy a querer! El Palacio entero gritaba orgulloso. Todas las emociones cabían juntas para honrar al equipo de baloncesto más grande de todos los tiempos. Dos décadas han tenido que pasar para hacer justicia con el club que sigue siendo el más laureado de todos los tiempos. Nadie tiene más. La Novena abre un capítulo de su grandiosa historia, cimentada desde los tiempos del maestro Ferrándiz, Emiliano, Luyk y compañía. Esta camiseta legendaria la defendieron Brabender, Walter, Corbalán, Martín o Drazen Petrovic. Pero también Antúnez, Sabonis, Arlauckas, Santos y García Coll. Me he detenido en estos cinco últimos porque ellos fueron los que firmaron la Octava en Zaragoza allá por 1995. Señores, ¡hemos vuelto a lo grande! Este proyecto olía a campeón desde que aterrizó por aquí Laso hace unos años. El vitoriano no tiene el glamour de los Maljkovic y Messina, pero tiene corazón. Blanco, muy blanco. A Laso le duelen las derrotas como si le quemasen su casa. Las dos finales perdidas ante Olympiacos y Maccabi las tenía clavadas como un punzón de hielo. Pero él insistió. Creyó en su grupo. Creyó en sí mismo. Juan Carlos Sánchez y Alberto Herreros le dieron galones y le dejaron trabajar. Y le ficharon con sentido común. Ya les hablé de K.C. Rivers, Machete Ayón... ¡Y de don Andrés Nocioni!

Chapu, MVP. Como dice el tango, veinte años no es nada. Y como él es argentino, su llegada era perfecta para impregnar este vestuario de liderazgo, coraje y orgullo. El Chapu llegó aquí con 35 años. “Está viejo y vendrá a llevárselo”, decían los que no le conocían. Pero era justo al revés. Tras hacer carrera en Vitoria y la NBA, tenía como gran asignatura pendiente de su carrera jugar una Final Four. Y ganarla. Porque Nocioni sólo entiende esa palabra en su vocabulario. Por eso su gen competitivo le hace idóneo para jugar en el Madrid. Las chapas del Chapu aterrorizan a sus rivales y envalentonan al grupo. También ayudaron lo suyo las bombas de Carroll, porque en el único momento de verdaderas dudas (40-41), el cañonero de Wyoming sacó su fusil de mira telescópica y clavó tres triplazos que acabaron con los temores en Goya. Y ese Increíble Llull haciendo sus coast to coast, los vuelos de Air Rudy, los rebotes de Felipe Reyes (¡gran capitán!) o el Chacho inventando una bomba de ¡cuatro metros! Campeones, I Love this game!

Orgullo blanco. Esta Novena va también por todos aquellos que siempre creyeron en esta sección. No sólo Ferrándiz o Lolo Sáinz, sino toda esa gente que cada año ha puesto su granito de arena sin hacer ruido. Recuerdo en Zaragoza cómo celebré la Octava con Bibi, un utilero que sabía controlar los estados de ánimo de Sabonis como nadie. Crack, ya no estás entre nosotros, pero sé que ahora andas de fiesta por allí arriba celebrándolo. Va por ti.

Valoración. El CSKA tiene un presupuesto de 42 millones de euros. El Fenerbahçe de 33. El Barça de 31. El Madrid, sólo 26. Una lección en la gestión que debe servir de espejo para muchos. Se trata de gastar con buena cabeza y saber qué necesita el equipo. Haber mantenido a Laso ha sido una prueba de sensatez. Echarle después de caer ante el Maccabi en Milán hubiera sido lo fácil. Le mantuvieron y ahí está el premio. Me acuerdo ahora de mi hermana Amparo, mi primo el Jaro, mi sobrino Gonzalo, el Chato... Siempre amaron el basket. Y aman al Madrid. ¡¡¡Campeones!!!