Conviene hacer bien las cuentas de la Fórmula 1

Siempre he defendido que nuestros gobernantes deberían priorizar con el gasto público, sobre todo en tiempos de crisis. No es la primera vez que escribo que si no hay dinero para educación o sanidad, tampoco debe haberlo para carreras. La aspirante a la alcaldía de Barcelona, Ada Colau, pone de nuevo en la palestra este debate, puesto que lo incluía en su programa electoral. Me parece legítimo que lo haga, mi única puntualización es que esas cuentas de la Fórmula 1 deben hacerse bien; es decir, hay que considerar por supuesto el gasto que representa para las arcas de la ciudad pero también los ingresos que genera un evento como el GP de España. Me refiero a los directos, indirectos y a los que podríamos denominar intangibles.

Obviamente un acontecimiento de semejante magnitud es costoso y la Ciudad Condal contribuye con una cantidad importante a su viabilidad. A partir de esa inversión, la actividad económica en torno al gran premio es elevadísima: entradas, hoteles, restaurantes, transportes, combustible... Todo ello, desde luego, gravado por sus correspondientes impuestos, un dinero que lógicamente retorna al erario público. Por último, entre los intangibles encontramos el prestigio que otorga una organización modélica como la del Circuit y la repercusión turística de la ciudad. Por tanto, parece claro que hay una partida en el debe pero también otra en el haber y considero esencial que todo ello se tenga en cuenta a la hora de realizar una valoración al respecto.