Lorenzo gana y Márquez fascina

Es de justicia hablar primero de Lorenzo porque ha ganado la carrera y ya está tan sólo a seis puntos de Rossi. Jorge ha vencido con tanta superioridad, tan aparentemente fácil, que me atrevería a decir que tiene muy a mano su tercer título de MotoGP. Cierto que queda mucho, pero cuando se aniquila así a los rivales, con tanta diferencia, es difícil que las cosas cambien. Es el Lorenzo de las tres últimas carreras de 2013, el mejor que yo nunca he visto. Implacable como Márquez, pero fino como Pedrosa inspirado. Y encima la M1 le acompaña sin desmerecer en nada. Como Rossi. Su salida fue desastrosa, pero su empuje final es digno de un chaval de dieciocho años. No tira la toalla jamás. Erre que erre, sin desfallecer, ahí está, líder del Mundial.

Pero quien me ha dejado fascinado una vez más ha sido Marc Márquez. Si pueden, vean sus dos primeras vueltas en Mugello. En la primera frenada hizo una maradonada como la del sábado de Leo Messi. Rebasó a siete de una tacada (Alzamora en sus tiempos hizo algo parecido). Increíble. En la tercera vuelta ya iba segundo. Nunca he visto a ningún piloto adelantar a sus rivales con la facilidad que lo hace Marc. El título lo tiene imposible. Está a 49 puntos de Rossi y 43 de Lorenzo. Desde el año 2009, su segunda temporada en el Mundial, nunca había tenido tan pocos puntos en seis pruebas. En el 2011 acumulaba 70 y acabó segundo en Moto2 tras Bradl. Nada es imposible para Marc, lo vimos ayer, pero el problema tiene nombre propio: Honda.