Si habla Valentino Rossi los demás escuchamos. El italiano tiene muy claro que es pronto para descartar a Marc Márquez de la lucha por el título, casi una temeridad pensar que la renovación es una utopía para el bicampeón de MotoGP. Y no le falta razón. Antes que nada lo dicen las matemáticas; se ha disputado justo un tercio del Mundial, seis competiciones, quedan otras doce por delante con nada menos que trescientos puntos en juego. Está claro que el déficit de 49 (casi dos carreras) que acumula el catalán respecto al líder no es el escenario ideal para él, muy pocos lo habrían pronosticado hace apenas unas semanas. Pero también parece previsible que al igual que el piloto de Honda ha fallado hasta ahora (suma ya dos ceros) puedan hacerlo sus rivales, poco probable es una temporada completa sin fiascos.

Partiendo de tal premisa, la clave del asunto radica en saber si Honda será capaz de encontrar una vía de evolución que satisfaga a Márquez, que le permita dejar atrás las limitaciones que sufre y que le están llevando a cometer errores como el de Mugello. Si su moto comienza a funcionar al nivel que él espera, personalmente no tengo dudas de que seguirá muy vivo en el Mundial. En caso contrario, la brecha respecto a las Yamaha se ampliará y entonces sí que resultará ya casi imposible que pueda neutralizarla. En ese sentido, creo que las dos citas de este mes de junio (Cataluña y Holanda) pueden resultar esclarecedoras: si el cambio de tendencia no se produce, posiblemente cuando llegue esa reacción de HRC sea ya demasiado tarde. Porque de lo que es capaz este chaval en condiciones normales nadie en su sano juicio pueda especular. Ni siquiera lo hace el gran Rossi…