Juzguen por lo que vean en el campo

Se lo oí a Héctor Fernández, el gran comunicador de Onda Cero: “A los que viven con pasión, hay que desear que las cosas les vayan bien”. En este mundo donde tiene más peso el cinismo que la discreción, un tipo que lleva el trabajo por bandera, que se mata porque le salga bien lo que hace, que le pone horas que le saca a la familia, una persona así no suele recibir el respeto que merece, a no ser que sea guapo y comunique de maravilla. No encaja con los parámetros de nuestra sociedad.

Guardiola encantó porque cambió el fútbol, pero también por presencia y atractivo de su mensaje. Es un currante, pero si fuera feo y maduro, igual su impacto no hubiera sido tan universal. En Inglaterra, Rafa se enfrentó al establishment (Alex Ferguson y compañía), pero por defender a su Liverpool, por no jugar al juego de la prensa, por no tener el aura y sexsimbolismo de un Mourinho, por ser extranjero, no se convirtió en el héroe del aficionado inglés. Fue el único capaz de poner de los nervios al portugués y a Ferguson, casi nada. Con ese aprendizaje se presenta en esta nueva experiencia, la más atractiva. Así que si pueden, no le juzguen por sus palabras, por sus gestos a la galería (que no existirán), sino por lo que se verá sobre el campo. ¿Podrán?