El turco Cüneyt Çakir acertó en las jugadas conflictivas pero fue blando con las tarjetas. En una final, normalmente se consiente más en las entradas y se cuida mucho cada tarjeta amarilla que sacas. Intentas no mostrarla fácilmente con el fin de no perjudicar a nadie, pero lo de Arturo Vidal, jugador de la Juventus, fue excesivo y no debió acabar el primer tiempo sobre el campo. Sabemos que es un jugador fuerte y duro, pero ya tuvo que ser amonestado en el minuto 10 por una muy dura entrada a Busquets. No obstante, ya había sacado el hacha anteriormente, y después siguió. Personalmente, a Vidal le contabilicé 14 faltas en la primera parte. Luego Çakir no midió por el mismo rasero a los dos equipos en el aspecto disciplinario, saliendo perjudicado el Barcelona.

En el minuto 12 se pidió mano dentro del área de Lichtsteiner a centro de Neymar que, a mi entender, no es penalti porque tiene los brazos en posición normal y el balón es el que va a la mano. Creo que acertó el árbitro.

La jugada más polémica del partido es el posible penalti del minuto 67 de Alves a Pogba en el punto de penalti. Lo cierto es que viendo las repeticiones se aprecia que son ambos jugadores los que se agarran mutuamente, por lo que no se puede pitar penalti.

En el minuto 71 se anuló un gol a Neymar. Al rematar de cabeza se ayuda con la mano para marcar. Gol bien anulado. La acción estuvo muy bien señalada por el asistente de área al indicarle al árbitro la infracción, puesto que Çakir no lo había visto.

La labor del colegiado estuvo bien técnicamente, bien físicamente, bien en colocación, bien en la ventaja... pero muy mal disciplinariamente. Çakir estuvo excesivamente blando y no sólo por lo de Vidal, también por no mostrar una tarjeta para dar la ley de la ventaja y luego, al acabar la jugada, no mostrarla. Eso refleja no tener personalidad. No tubo un feliz arbitraje.