El arranque del proyecto de McLaren en su nueva sociedad con Honda está resultando desastroso. Nadie esperaba que ganaran el Mundial este año, quizá ni siquiera que luchasen por las victorias, pero lo que resulta inaudito es lo que hemos visto durante las siete primeras carreras del año: coches renqueantes, lentos y frágiles. Fernando Alonso sigue mostrándose tranquilo al respecto y sus razones tendrá, confía en el trabajo de la escudería a medio plazo y cree que se están dando los pasos adecuados para que semejante catástrofe sea algún día sólo una pesadilla en el olvido. Sin embargo, desde la distancia, tan preocupante como la situación actual son las dudas razonables que podemos albergar acerca de que esa recuperación llegue a tiempo ya no en 2015 sino incluso de cara a la próxima temporada. El tiempo vuela también enla Fórmula1 y la reacción no termina de vislumbrarse.

La escudería y su proveedor de motores aseguran que todo se reduce a un problema de juventud en su colaboración, a las complicaciones de estas unidades de potencia híbridas que Honda parece querer resolver por una vía alternativa a la del resto. No digo que les falte razón, lo inquietante es que con todo ello quizá estén hipotecando el futuro de Alonso y Button, dos pilotos que no son precisamente chavalines. De acuerdo, olvidémonos ya de este Mundial y pensemos en el siguiente. ¿Estará a punto para entonces el McLaren? Si nos ceñimos al avance que hemos visto hasta el momento es como para echarse a temblar, porque el MP4-30 da la sensación de ir peor hoy que al comienzo del año. No me inquietan tanto las complicaciones puntuales, incluso con el exceso que las padecen, como una tendencia que no terminan de corregir. Veremos la evolución a partir de ahora, será determinante para saber lo que nos espera en 2016.