El Madrid ya está en la final de la Liga de baloncesto. La décima consecutiva de cuantas competiciones disputa. Las cuatro de esta temporada (Liga, Euroliga, Copa y Supercopa), las de la anterior, más la Liga y la Euroliga de la 2012-13. La crisis que pinchó la burbuja del baloncesto le ha favorecido. Como al Barcelona. Son los dos clubes cuyos recursos proceden del fútbol, y sus economías apenas se han resentido en los tiempos en que han venido mal dadas. Resultado: en España vamos camino del quinto año en que no hay otro campeón que el Madrid o el Barcelona en cualquiera de las tres competiciones que se disputan. Ahora bien, como el Madrid también lleva tres finales europeas seguidas, no se le puede quitar mérito alguno.

Difícil romper esta bipolarismo de nuestro baloncesto. El Valencia lo intentó, y no es que estuviera cerca de conseguirlo, pero hizo emplearse a fondo al Madrid. Con una plantilla inferior a la de la pasada temporada, con bajas en todos los partidos y con las decisiones arbitrales dudosas en su contra, cayó de pie. El Unicaja, por su parte, también intentará batirse contra la razón esta noche. El Barcelona es mejor y parte con la ventaja de que aun perdiendo tendrá todo a su favor el domingo si fuera necesario. El Madrid espera en la final. Ha hecho los deberes. No con la brillantez deseada, porque le fallan las rotaciones en el juego interior, pero Llull, Nocioni y Reyes están dando al equipo una solidez extraordinaria. Con ellos, la décima final ya está ahí.