Mirotic mostró hace unos días su deseo de jugar el Eurobasket. Ibaka lo hizo ayer. Los dos son españoles. Mirotic, nacido en Montenegro, fue nacionalizado en 2010, cinco años después de que se incorporara al Madrid. Ibaka, nacido en Congo, lo fue en 2011, pese a que tres años antes se había ido a la NBA; la Federación Española hizo valer los dos anteriores que había estado en España. Sin entrar en si fueron justas sus nacionalizaciones, o de si uno la mereció más que otro, ambos son españoles a todos los efectos. Menos para jugar en la Selección. La Selección sólo puede llamar a uno. O sea, el baloncesto discrimina a los españoles por su origen nacional, lo cual está tipificado como delito relativo al ejercicio de los derechos fundamentales.

También llama la atención que el baloncesto, tan reivindicativo que es con la libre circulación de jugadores, con los derechos de los trabajadores, con los llamamientos a los tratados internacionales y con la no admisión de la especificidad del deporte, en esto de los nacionalizados no diga ni pío. Hay una norma de la FIBA que impide que juegue más de un nacionalizado por país, pero también había pactos de caballeros y convenios de coordinación que los clubes, con el Baskonia a la cabeza, se encargaban de tumbar. Como esto es la Selección, nadie dice nada. Pues es como para presentar a Mirotic e Ibaka, españoles a todos los efectos, y si hay sanción llevar el asunto a cualquier tribunal. Mala conciencia tendremos cuando no lo hacemos.