Rosberg le pone pimienta al Mundial

El deporte sin rivalidad pierde gran parte de su encanto. Buscar la excelencia del triunfo en competencia con contrincantes cualificados engrandece a sus protagonistas y propicia el disfrute de los aficionados. No es lo que está pasando ahora, desgraciadamente, en la Fórmula 1 porque la escudería Mercedes domina con tanta autoridad que los demás parecen que están compitiendo en otra categoría. Una lástima pero son cosas que pueden ocurrir, también tuvimos casi un lustro de hegemonía de Red Bull con anterioridad, aunque en este caso sin una superioridad tan manifiesta y apabullante. Saber ya antes de una carrera de qué color será el coche ganador, casi con absoluta seguridad, no es buen asunto pero poco se puede reprochar a aquéllos que han hecho su trabajo mejor que los demás.

Dentro de este panorama un tanto sombrío, es de agradecer el esfuerzo que Nico Rosberg está haciendo por mantener viva la emoción en la lucha por el título de pilotos (el de equipos se antoja ya adjudicado). Muchos, entre los que me incluyo, han apostado por el mayor talento natural de Lewis Hamilton pero su compañero no se rinde y ahí le tenemos, a diez puntos del británico después de ocho carreras y con sólo una victoria menos. Mi favorito sigue siendo el vigente campeón pero tampoco descarto, por supuesto, al alemán si es capaz de no perder fuelle en la segunda mitad de la temporada. Diría que ésa es precisamente su principal baza para darle la vuelta a la situación: presionar a Hamilton, minar al menos parte de su confianza y forzarle a un error que apretaría aún más las cosas.