Nos encontramos en la decimotercera final Madrid-Barcelona desde que se instauraron los playoff, en 1984, para decidirse el título de Liga. Ambos clubes registran empate a seis victorias. En las 28 ediciones que se disputó la final al mejor de cinco partidos (las tres primeras fueron al mejor de tres) el 3-0 se ha dado en diez ocasiones. Un 35,7% de las veces. No resulta tan excepcional. La última fue en 2011, un Barcelona-Bilbao. Claro, que el potencial del Barcelona no es el del Bilbao, aunque lo parezca por la imagen que está dejando en estos playoff. Pero el 3-0 nunca hay que descartarlo en todo un Clásico. De hecho, ya se ha dado dos veces. Uno a favor del Madrid en 1994, y otro a favor del Barcelona en 2001.

El del Madrid era con Luyk de entrenador, y con Sabonis y Arlauckas en la cancha; enfrente, Epi y Montero. Las tornas se cambiaron siete años después. El Barça de Gasol y Navarro, más Jasikevicius y Karnisovas, contra el Madrid de los Milic, Zidek y Meek que traía Scariolo. Ahora parece que hay más igualdad en las plantillas en cuanto a talento individual. Pero mientras en unos jugadores se aprecia ambición, alegría y cohesión, los otros se muestran desubicados y cariacontecidos. Todos desean que la temporada acabe, mas con un objetivo bien distinto. Los madridistas, para celebrar el pleno de títulos; los azulgrana, para que el calvario acabe de una vez. Es la razón por la cual la Liga podría acabar hoy mismo.