El talento de Alonso merece un reconocimiento mayor

Un palmarés con dos títulos mundiales de Fórmula 1 es incuestionablemente valioso. Sin embargo, muchos tenemos la sensación de que sería injusto que Fernando Alonso se retirara algún día de la competición sin sumar al menos otro más. Sobre todo porque, con sólo un poquito más de fortuna, hoy podría tener hasta cinco: uno con McLaren, en aquel fatídico 2007, y dos con Ferrari, en 2010 y 2012. Por supuesto que el deporte no entiende de certezas y tampoco es una ciencia exacta, por eso admito que especular sobre lo que pudo haber sido y no fue carece de demasiado sentido, lo que no significa que deje de pensar que el tercero sí debería haber llegado ya para el asturiano. Dice él ahora que en su nuevo museo ha dejado espacio para un McLaren campeón y ojalá que algún día ese lugar aparezca ocupado.

Son siete los bicampeones del mundo que encontramos en la historia de los grandes premios: Ascari, Clark, Hill, Fittipaldi, Hakkinen, Hamilton y el propio Alonso. No pretendo decir que el español sea más o menos, mejor o peor, que el resto de esta lista pero sí creo que su peso específico en la especialidad merecería el reconocimiento de, cuando menos, un entorchado más. Debutó joven en la categoría y sus coronas también llegaron muy pronto, así que imaginar que su trayectoria se vaya a cerrar con lo que ahora exhibe no sería una tragedia pero tampoco lo deseable a la vista de su potencial, talento, esfuerzo y persistencia. Una década ya sin disfrutar de esa satisfacción del título es demasiado tiempo para un campeón con mayúsculas como el ovetense. Por fortuna, aún habrá oportunidades para enmendarlo…