La crisis del tenis y el bádminton

Nuestro deporte recibe al nuevo ministro del ramo, Íñigo Méndez de Vigo, ciertamente convulso. También con éxitos, ¡faltaría más!, pues no hay semana sin medallas ni podios, mas subsisten problemas importantes a los que no se consigue poner solución. No es que un ministro esté para arreglarlos (¿o sí?), pero cuando tienen la trascendencia que tienen, o perduran en el tiempo sin que desde el CSD se arreglen, una intervención directa desde lo más alto puede, si no obrar milagros, sí poner cordura en la situación o un poco de buenas intenciones. Tampoco por aparecer en último lugar el Deporte en la cartera de Educación y Cultura tiene que ser menos importante. No hay más que valorar el peso del deporte en la marca España.

Conflicto del fútbol femenino al margen, en el tenis tenemos un lío gordo desde no se sabe cuándo, y que va a peor. ¿Peor qué más puede ser, una vez que las mejores raquetas no quieran jugar? Pues que se produzca una fuga de patrocinadores. En eso sí tiene razón Nadal. Los ingresos a las Federaciones los traen los jugadores, y no sólo es razonable escucharles, sino también atenderles. Otro desencuentro grave se está manteniendo en el bádminton, y esto es aún menos de recibo, pues en cuanto han llegado los éxitos, han llegado los enfrentamientos. Seguro que todas las partes tienen razón, pero nadie hace concesiones. Por eso se hace necesaria una mediación, y ya que el nuevo ministro lleva años haciéndolas en Europa...